Trek to Yomi: una experiencia cinematográfica
Inspirado en el cine japonés de las décadas de los 50s y 60s, este diferente juego de acción, con su impactante estilo y dirección de cámara, te hace sentir parte de una película interactiva.
Leonard Menchiari tiene el don de traernos juegos que se destacan por su estilo único. Hace tiempo jugamos y amamos lo que logró transmitir con una paleta de 3 colores en The Eternal Castle, hoy nos vuelve a deleitar en Trek to Yomi, un juego completamente en blanco y negro que se inspira en las películas japonesas de los años 50 y 60.
Esa clara influencia en los clásicos japoneses va mucho más lejos que su lograda estética, se percibe en la forma que cuenta su historia, la dirección de cámara, el diseño de los personajes, la forma en la que hablan y hasta en la misma cadencia del juego.
La estética de Trek to Yomi es simplemente magistral, con miles de detalles cuidados, sutilezas que suman inmensamente a la ambientación y hacen que te sientas completamente inmerso en la experiencia, una que es completamente cinematográfica, donde la cámara se centra en vos, desenfocando objetos en otros planos, con personajes o enemigos que observan la acción a la distancia. Las imágenes no le hacen suficiente justicia a lo que logra transmitir el juego en movimiento.
El desafío de lograr todo esto es aún mayor al hacerse completamente sin el uso de color, y es ahí donde el juego se destaca. La iluminación y el contraste juegan un rol clave y están usados a la perfección. Es constante la sensación de estar viendo un clásico del cine en lugar de un juego, especialmente en los primeros y últimos niveles, es notable.
Trek to Yomi nos pone en control de Hiroki, un huérfano adoptado por un samurái, que luego del ataque despiadado de Kagerou, quien será nuestro enemigo a lo largo de toda la historia, jura convertirse en el protector del pueblo donde vive junto a su sensei y su hija, Aiko. La historia es gris, digna de las películas que inspiran al juego, un cambio bienvenido a las tan repetidas fórmulas estándar que estamos acostumbrados hoy en día. Aquí Hiroki tiene voz propia, una que no nos pone en el rol de espectadores sino que logra una conexión inmediata con su historia, su sufrimiento, y que luego nos pedirá decidir el camino que desea tomar, uno fiel al camino del samurái, del amor o de la venganza.
Ya el título nos da una buena idea de esto. Yomi es, según el sintoísmo, el lugar donde van a morar las personas al morir y Hiroki, como Dante persiguiendo a Beatriz, deberá atravesarlo en su viaje, enfrentándose a sus habitantes, buenos y malos, que han sido condenados a vivir en este mundo sombrío.
Si no me detengo, voy a seguir hablando hasta el cansancio de la excelente experiencia audiovisual que brinda el juego, pero esto es justamente eso, un juego, así que hablemos de ese aspecto.
El componente de acción es bastante simple y entretenido pero no es el punto fuerte del juego. Nuestro samurái irá enfrentándose a enemigos cada vez más variados y en mayor número a medida que avanza en la trama, pero siempre bajo la misma dinámica, una que podés encarar con paciencia y el buen manejo de la stamina. La acción transcurre siempre en 2D por así decirlo, como si fuese una versión moderna y más compleja del amado Kung Fu Master.
Trek to Yomi premia e incentiva también la exploración, donde siguiendo caminos alternativos vas a encontrarte con la posibilidad de aprender nuevos combos, descubrir objetos coleccionables de la cultura japonesa, aumentar tu stamina y vida e incluso encontrar puntos para salvar la partida, de los que no escasean.
Una vez que llegas a la tierra de los muertos, la variedad en los enfrentamientos aumenta considerablemente, con espíritus que son capaces de teletransportarse, espectros que pueden invocar más enemigos y jefes sobrenaturales, que te obligarán a poner en práctica los combos y estrategias que has ido aprendiendo en el camino. La dificultad del juego va creciendo de forma gradual, y nunca llega a ser frustrante, con la excepción del jefe final donde el juego parece no querer que lo termines y te pone una pared por delante, con un enemigo de varias fases que invoca ayuda y puede matarte rápidamente en una seguidilla rápida de golpes.
Salvo esto, nuestra única crítica cae en que sobre el final se añaden algunos puzles muy simples que, para nuestro gusto, no encastran dentro de la estructura del juego, al punto de parecer algo forzados para agregar variedad a la experiencia, algo que nunca sentimos que fuese necesario, probablemente por las 8 horas que dura el juego.
La experiencia completa de Trek to Yomi es muy buena. Claramente se destacan sus momentos cinematográficos, que transforma al juego casi en una película interactiva donde la acción pasa a un segundo plano. Este es un juego que se aprecia más por lo que transmite, sus tiempos, su dirección de cámara, su arquitectura y la conexión que logran construir con los personajes. Trek to Yomi es un juego diferente que no podemos dejar de recomendar.