¿Es Valhalla el mejor Assassin’s Creed?
Los vikingos llegan a Assassin's Creed con variaciones en una fórmula que le funciona muy bien a Ubisoft. ¿Qué tan buenos son estos cambios? ¿Hacen del juego el mejor de la saga? Te lo contamos en nuestro review.
El mundo de AC: Valhalla es atrapante. Hace poco en el review de Watchdogs Legion mencionaba que ciertos juegos de mundo abierto tenían historias medio flojas que quedaban en segundo plano frente a vagar por el mundo. Con Valhalla me pasa algo diferente, la historia principal me interesa, pero tengo la atención de Homero Simpson y cada punto de tesoro en el mapa o viewpoint me tientan a desviarme de mi camino. Les voy a dar un ejemplo, la historia de nuestra conquista vikinga comienza en Noruega, pero rápidamente podés zarpar hacia Inglaterra, que es donde realmente se abre el juego. Yo estuve 10 horas sin salir de Noruega… si, 10 horas, subiendo montañas, buscando tesoros, habilidades, llegar al punto más alto y sacando decenas de fotos en el proceso.
Aunque no tendrá el mejor sistema de fotos, creo que ese premio se lo sigo dando a Ghost of Tsushima, los escenarios y la acción de AC: Valhalla, tanto en Noruega como en Inglaterra o sus mundos mitológicos, son hermosos, llenos de vida y detalles, que invitan a pasar mucho tiempo tratando de plasmar eso en una buena imagen, ya sea en una montaña helada, las calles de Londres o sobre las ruinas romanas – el juego transcurre en el siglo VII, doscientos años después de la caída del imperio en Inglaterra.
Sin dudas AC: Valhalla es un juego largo, si te dedicas solo a la historia principal, vas a poder terminarla en unas 45 a 50 horas, sumale 20 más para hacer misiones secundarias y unas 30 más si querés descubrir hasta el último metro de terreno y encontrar hasta la última arma o tatuaje disponible. Jugándolo a mi ritmo, encontré que después de 30 horas de juego solo había cubierto el 25% de la historia, por lo que empecé a dejar para más tarde esos embrujados puntos blancos, azules y dorados en el mapa, salvo los que tenían justo en mi camino de la historia principal. La buena noticia es que esas horas pasan volando, el juego es realmente bueno en darte siempre algo diferente para hacer, llamarte la atención o invitarte a explorar el fantástico mundo, me encontré con muchas ganas de volver a ponerme en los zapatos de Eivor y seguir disfrutándolo, más incluso que Origins, uno de mis favoritos de la saga hasta el momento.
Las mejoras respecto al nuevo enfoque de Assassin’s Creed que vimos con Origins y Odyssey no traen cambios drásticos, pero son todos acertadas. El sistema de combate sigue mejorando, es más rápido y estratégico aunque necesita urgente enemigos algo más inteligentes, pero lo que más destaco es el árbol de habilidades, que podés resetear en cualquier momento para cambiar tu estilo de juego. Tal vez en algún momento no habrá sido así, pero es tan pero tan grande que no hay forma de saber si el camino que vas eligiendo es el mejor, ya que muchas partes del mismo están ocultas. Este enfoque de poder recuperar todos tus puntos de habilidades y asignarlos nuevamente es fantástico, hace al juego más accesible y abre las puertas a experimentar un poco más, con diferentes tipos de armas o como una gran ayuda ante el “cansancio” de encarar las misiones como sigilo o batallas frontales. Las peleas se sienten bien y me encontré más veces que nunca buscando enfrentamientos en lugar de lograr asesinatos desde las sombras, aunque ahora que lo pienso un responsable importante de eso es el parry, que es lo suficientemente permisivo para que lo usase mucho, dominando las batallas frente a enemigos difíciles.
En tu campamento, que podés ir expandiendo y mejorando con recursos que vas a ir obteniendo a partir de saqueos, también vas a poder elegir a tu segundo al mando, tu Jomsviking, al que podrás llamar en uno de estos saqueos para que con el resto de tu tripulación barran con todo lo que se les atraviesa. Esta novedad te deja, cuando las cosas se complican, o simplemente cuando quieras ver todo arder, sembrar caos y dar vuelta el partido.
Otra inmensa mejora es la dirección de cámaras del juego, mucho más cinemática pero integrada a la experiencia, que aunque no llega a estar a esa altura, recuerda al estilo que utilizó el último God of War. Los más recientes Assassin’s Creed se destacaban por muchas cosas pero este no era su punto fuerte y es algo que lo lleva a otro nivel. Eso sí, también tiene un efecto no tan positivo y es que hace más notorias algunas animaciones medio acartonadas, especialmente las faciales o ciertos diálogos poco inspirados. A mi forma de ver, este es el gran punto que Ubi necesita mejorar para estos juegos, para muchos será algo menor, pero lo veo como algo que desentona, que te distrae de la experiencia. Ha mejorado, pero es un punto que necesita más atención.
Al igual que me pasó con los últimos AC, aunque me encanta la búsqueda de su exactitud histórica y espero ansiosamente su modo histórico, me parece que el juego brilla más cuando abraza su lado mitológico y fantástico. Las referencias están siempre ahí, tu clan es el del cuervo y es este mismo animal que tendrás como ayudante, como lo eran Hugin y Munin, quienes iban por el mundo recogiendo información para Odin, pero el juego no se queda en referencias, ya que vas a ver de cerca al Señor de los Aesir y lucharás con algunas criaturas mitológicas, tal como sucedió en Origins o Odyssey. Las escenas fuera del Animus también siguen estando, pero me resultan tan poco atractivas como siempre.
Con muchos cambios evolutivos, la experiencia se mejor que nunca, trayendo cosas nuevas a la fórmula pero con los ingredientes de siempre para los que aman la franquicia. Sin dudas, Assassin’s Creed: Valhalla se siente más un RPG que nunca, un cambio que a la serie le ha venido perfecto y que con un mejorado sistema de peleas, un árbol de habilidades enorme que puede ser cambiar cuando quieras y mucho pero mucho contenido, lo hacen mi entrega favorita hasta el día de hoy.