The Case of the Golden Idol: innovación y creatividad
El nuevo DLC del juego fue la excusa perfecta para escribir una reseña de uno de los juegos de misterio más creativos de los últimos años.
No habíamos tenido la oportunidad de probar The Case of the Golden Idol cuando salió en 2022, así que el lanzamiento de su nuevo DLC, The Lemurian Vampire, fue la excusa perfecta para escribir nuestra reseña de uno de los juegos de misterio más creativos que hemos jugado en mucho tiempo.
Si les gusta resolver misterios, las historias algo locas y confían en nuestra palabra, les diríamos que no lean demasiado sobre el juego y se metan a jugarlo sin dudarlo. Para los que andan tratando de entender de qué se trata o qué lo hace tan especial, les podemos decir que la dificultad en describirlo es justamente lo que lo hace tan interesante, porque no calza específicamente en un género, pero el objetivo es cumplido a la perfección.
The Case of the Golden Idol no es un point and click, aunque te pases todo el juego haciendo esto. Aquí no hay inventario, ni elementos a combinar para resolver puzles, es más, no hay puzles como tal. Todo aquí se resuelve leyendo u observando, pero tampoco es un juego de texto.
La creación de Color Gray Games, compuesto por Ernests and Andrejs Klavins, te pone como observador en un escenario congelado en el tiempo, como una foto en el momento preciso que ocurre un crimen, y te va a dar las pistas para encontrar al culpable, cómo cometió el hecho y su motivación.
La historia del juego te llevará a resolver 12 misterios que se desarrollan en 40 años, durante el siglo 18. Para superar cada escenario, vas a tener que lograr identificar los nombres de los participantes de la escena o el significado de ciertos símbolos, que te servirán en capítulos siguientes. De la misma manera, cada escenario te da a resolver misterios más pequeños, como determinar los ocupantes de ciertas habitaciones, que aunque no son requisito para ganar el escenario, te serán de ayuda para descubrir el misterio principal de ese nivel. Dicho misterio, queda resulto una vez que completes las frases que te presenta el juego, colocando las palabras clave que iras encontrando diseminadas en el escenario en el orden correcto. Esa misma dinámica, se repite en cada etapa, que va elevando su dificultad.
Hay un delicado equilibrio a cumplir en un juego de este tipo. No se te puede dar ni muy poca ni mucha información para encontrar a los culpables. Ese equilibrio, cuando se logra, te permite tener tu momento de gritar “Elemental Watson”, “Eureka” o simplemente “AJÁ!”, y The Case of the Golden Idol lo logra de forma consistente.
Pensando en la dificultad de la experiencia, el juego te recomienda jugarlo en un modo que marca claramente cuando un objeto es interactuable, pero si sos fanático del pixel hunting, también podés desactivar esa opción. Otra ayuda considerable es que una vez que termines de colocar todas las palabras en su lugar, si la solución propuesta es incorrecta, no solo te lo indicará, sino que si tienes dos o menos errores, lo sabrás. Es una forma de entender que estás cerca de resolver todo, y que vas por el buen camino, algo que puede ahorrarte bastantes frustraciones si decidieses probar soluciones completamente diferentes.
El estilo gráfico del juego es bastante particular, y seguramente generará puntos de vista bastante enfrentados, sin dudas no busca ser el pixelart más lindo que hayas visto en la vida. Para nosotros, calza muy bien con la temática, llega a ser algo bizarro, grotesco, como las escenas que muestra, y es parte de lo que hace único al juego.
Si nunca jugaste The Case of the Golden Idol, este es un momento ideal para hacerlo, no solo está disponible el juego original sino que ya hay dos DLCs publicados que mantienen el nivel y te darán muchas horas de investigación y recompensas.