Sifu es el juego de acción que no podés dejar pasar

La estética de Sifu enamora a primera vista, las sensaciones que transmite confirman ese amor y la dificultad te hace quererlo de otra manera.

Va una advertencia antes de empezar con la reseña: prepárense porque esto tal vez vaya a sonar como una carta de amor. Sí, no hay otra forma de decirlo, Sifu no será perfecto pero desde sus primeros minutos, me enamoró. Si han leído otras de mis reseñas, saben que el comienzo del juego me parece fundamental, es la manera en que en un mercado inundado de juegos, películas, series y redes sociales, un contenido puede convencerte de entregarle tu tiempo libre o que lo dejes sin tocar.

El comienzo de Sifu es impecable. En poco y nada te mete en su película de artes marciales de la cual no vas a querer salir nunca. Hasta los títulos están mezclados con acción, que te meten en la mente de tu personaje, visualizando a sus enemigos en su entrenamiento. Todo te prepara para la pelea, genera tensión, hace que quieras salir inmediatamente a jugarlo, a romper huesos en tu camino de venganza.

Es que al pelear, todo se siente bien, no solo el peso de los golpes y las diferentes armas que pueden ayudarte a hacer la diferencia, sino la cadencia, las pausas. Todo encaja para lograr una fórmula casi perfecta de acción.

Y es esta fórmula que lo hace diferente entre cualquier brawler tradicional. Como otros juegos, hay nuevos movimientos para desbloquear y distintos combos para aprender, pero lo que lo hace único es como con cada muerte tu personaje se hace más viejo, algo que trae beneficios, consecuencias negativas y te acerca al fatídico game over. No es el primero en mostrar una dinámica así, se me viene a la mente el interesante Chronos, un muy buen juego de realidad virtual que salió hace varios años.

En Sifu, ser más viejo significa que tienes más experiencia, sabes pegar más fuerte, hacer más daño, pero también tenemos menos resistencia, menos vida y las cosas se complican. Para dificultar más las cosas, los años aumentan de acuerdo a las muertes que tienes acumuladas, con lo que se puede volver algo exponencial, donde la única forma de frenarlo es logrando matar algunos mini-jefes de los niveles.

El no consejo obvio es que la clave para poder avanzar en el juego es no morir, no envejecer, pero lo mejor que puedo decirte es que aunque te sientas una máquina de destrucción, es fundamental dominar la defensa, sin eso no vas a lograr ir a ningún lado. Sifu parece un beat 'em up, pero tiene más similitudes con Sekiro que con los clásicos brawlers, con una barra de postura tanto para tus enemigos como para vos que marcan la diferencia para infligir mucho más daño o directamente hacer un finisher. Y hablando de finishers, por más difícil que sea contener el impulso de querer verlos, si tu contador de muertes está en cero y tenés toda la vida, evítalos, porque hacen que salgan enemigos más complicados.

La inspiración en las obras de From Software no termina en Sekiro, porque el juego tiene varios atajos que vas a poder ir desbloqueando en tus primeros runs. Esto te va a permitir acortar el camino a los jefes aunque a veces quieras hacer la vuelta larga para poder recibir más puntos de experiencia para así desbloquear habilidades de forma permanente o recibir perks de las pequeñas estatuas que hay diseminadas en los niveles.

El juego en sí es corto, hay gente que lo tiene perfectamente dominado y en menos de una hora lo pasa de punta a punta, pero la realidad es que mientras lo aprendes, desbloqueas habilidades, mueres, te levantas y vueles a intentarlo, deberías tardar casi 10 horas hasta estar en condiciones de ganarlo. En mi primera partida, pasé los títulos y el primer jefe y llegué a pensar que estaba jugando bien. El segundo jefe me explicó que estaba muy equivocado. Este jefe es como el filtro de bienvenida real del juego, donde para alcanzarlo y derrotarlo vas a haber tenido que aprender a esquivar golpes, a identificar patrones y no solo a ser un maestro de los golpes.

Sifu es duro, pero como todo en la vida, para ser bueno en algo hay que practicar, hay que entender cómo jugarlo. Su comienzo es sublime, atrapando a cualquiera que disfrute del género, por su estética, su cadencia, las sensaciones que transmite. Luego te muestra que el camino es empinado, pero las recompensas son gratificantes. Sifu enamoró con sus trailers y no defraudó. Es una de las mejores sorpresas del año.