¿Se acaban los exclusivos?
Es inevitable leer sobre la compra de Bethesda y Activision por parte de Microsoft y asumir que en pocos años, muchos de estos títulos serán exclusivos en Xbox, pero existe la posibilidad que suceda todo lo contrario.
El sentido común dice que después que Microsoft comprase Bethesda y Activision Blizzard, el único lugar para jugar los grandes títulos de estos estudios será en una Xbox o una PC, pero el solo tamaño de esto puede cambiar el panorama y acabar con los exclusivos. ¿Me volví loco? Puede ser, pero dame una oportunidad de convencerte.
Hagamos un rápido paréntesis previo. Las compras que está haciendo Microsoft no son triviales. The Elder Scrolls, Doom, Fallout, Call of Duty, World of Warcraft, Diablo y hasta Candy Crush, mueven cientos de millones de jugadores. Entre ambas operaciones, los muchachos de Xbox desembolsarían más de 70.000 millones de dólares y lo hacen porque saben que pueden recuperar esa inversión.
Yendo a lo más básico, no cuesta imaginarse que si a un fanático de Skyrim le dicen que va a tener que comprar una Xbox para jugar a su próxima aventura en ese mundo, lo va a terminar haciendo. Lo mismo sucede con Call of Duty. Su fuerza es demasiado grande para desestimar. Con estas movidas, Microsoft se asegura una cantidad importante de jugadores en sus plataformas, pagando sus servicios.
Y en la última palabra del anterior párrafo está la clave de una visión menos tradicional. El negocio de Microsoft no es vender consolas. El negocio de Microsoft es venderte software o servicios.
Tanto en la generación pasada como la actual, Microsoft viene perdiendo la guerra de volumen de ventas. Aunque Game Pass es un éxito rotundo, su universo de potenciales clientes podría ser mucho mayor. ¿Será mejor cerrarse con exclusivos de gran peso o duplicar el universo de potenciales clientes sumando a los clientes de Sony?
Si Phil Spencer y Satya Nadella deciden hacer valer el peso de lo que han comprado, podrían hacer una jugada maestra y tirar abajo los muros de Sony. ¿Cómo podrían lograrlo?
Todo puede comenzar con un duro pero simple ofrecimiento a los japoneses, si quieren mantener Call of Duty, The Elder Scrolls y los demás pesos pesados disponible para sus clientes, solo tienen que permitirle a Microsoft vender Game Pass en su plataforma.
De forma recíproca y como parte del acuerdo, si los rumores del futuro servicio de Sony que imitará a Game Pass son ciertos, Microsoft podría acceder a que sea comercializado en su plataforma.
Algo así finalmente haría que las consolas se parezcan más que nunca a las PCs, algo que hoy lo son dentro de su carcaza, pero no en cuanto a decisiones comerciales. Como sucedió con el cross-play, ya no importaría a quién decidas comprarle el hardware, solo importaría los juegos que quieras comprar.
Ya lo dije antes pero vale la pena repetirlo, el negocio no es vender consolas, ni para Microsoft ni para Sony. El negocio son los juegos, el negocio son los servicios.
Aunque a primera vista las compras de los grandes estudios nos hacen pensar en un futuro peor para los jugadores, donde los ecosistemas serán más cerrados que nunca, existe la posibilidad, remota tal vez, que sea el verdadero fin de las exclusividades. Si fuese Phil Spencer, sería mi gran apuesta, mi legado. El tiempo dirá si tengo razón.