Dying Light 2: primeras impresiones

Zombies, parkour, mucha acción y un estudio que superó las expectativas para su anterior título son una combinación más que interesante.

Techland nos trae un divertido juego de mundo abierto, donde la estrella del show es el parkour, que construye sobre lo que aprendieron con Dead Island y el primer Dying Light. Esta es una muy buena secuela que cualquier amante del género tiene que probar.

¿Secuela? Bueno, no del todo. Aunque se trata de una segunda parte, no hace falta haber jugado al primer Dying Light para disfrutar de este. Hay algunas referencias que los fans podrán encontrar, pero esta es una nueva historia que transcurre varios años después de la original, en una de las pocas ciudades habitadas que permanece en pie. Si ya jugaste al primero, te adelanto que estoy seguro que todas las novedades que trae lo hacen considerablemente más interesante.

En el nuevo Dying Light, vas a tomar el rol de Aiden, que llegará a la ciudad de Villedor en busca de su hermana. Nuestro personaje es un Pilgrim, mensajeros que hacen entregas entre las ciudades, arriesgándolo todo entre hordas de zombies pero que no siempre son queridos por la gente. Es por este motivo que vas a tener que ir ganándote la confianza de la gente de Villedor, haciendo misiones mientras tratas de encontrar el paradero de tu hermana.

Como el 99% de este tipo de juegos, el mapa está lleno de misiones secundarias, puntos para liberar y acceder al fast-travel y lugares seguros para pasar la noche o donde hacer respawn si mueres. Los molinos de viento le darán energía a sectores donde aparecerán vendedores, más misiones y lugares de descanso. Hay desafíos para poner a prueba tus habilidades con el parkour en las torres de agua y las estaciones eléctricas te presentarán diferentes puzles. Hay mucho por hacer.

Cuando hagas estas misiones, vas a tener que ir tomando algunas decisiones para beneficiar a una de las dos facciones del juego, aunque no se siente que esto haga un real diferente. Sin importar a quién beneficies, la realidad es que tu gran interés es sobrevivir, y una de las claves para mantenerte vivo es lograr atravesar la ciudad por los techos. Ir haciendo parkour en las alturas, buscando usar plataformas, cables y todo lo que se atraviese para evitar acceder a las calles es muy divertido. El sistema de parkour, como en la anterior entrega, es el core de la experiencia y funciona muy bien. Me saco el sombrero con lo bien diseñada que está la ciudad, ofreciendo varios caminos y opciones para mantenerte en las alturas. Una cosa es hacer un juego más lineal como Mirror’s Edge, otra es lograr lo mismo en una ciudad entera. Para hacer las cosas más extremas, a tu arsenal de gadgets se suman un ala delta y un grappling hook, que pueden ser nivelados y te van a permitir más adelante saltar desde un edificio o balancearte como si fueses Spiderman.

Si el parkour es el punto fuerte, el que no llega a serlo del todo lamentablemente es la historia, tal vez porque sigue una fórmula demasiado conocida a esta altura y porque, al igual que el diseño del mundo, está claramente dividida en dos. Esto sumado a que cada vez que crees que vas a avanzar para encontrar a tu hermana, algo impide ese progreso y vas a tener que hacer una misión “tradicional”, no ayuda. El flujo del juego se siente forzado con estas complicaciones constantes a resolver para encontrar a tu hermana. 

Está claro que si lo que buscás es buena acción y no tanta historia, Dying Light 2 te va a conquistar. La ciudad está repleta de zombies, loot y misiones que te van a demandar dominar el parkour y el combate. La dinámica del juego se siente bien y una vez que hayas terminado la campaña, vas a querer volver solo para seguir moviéndote por la ciudad poniendo en práctica todos tus movimientos y decapitando zombies a diestra y siniestra, o sintiendo la adrenalina al escapar de una horda de zombies en la noche para llegar a una casa segura.

Hablando del combate, tengo que contarte que vas a tener que aprender a no apegarte con las armas, porque una vez que se rompen, vas a tener que decirles adiós. Aquí no hay forma de arreglarlas. No soy muy fan de esto, pero bueno, se trata de un juego donde hay que tratar de arreglarse con lo que uno tiene a mano durante el fin del mundo.

Al final del día, Dying Light 2 cumple los objetivos de un gran juego de acción donde el parkour se lleva todos los aplausos. Su historia no acompaña el nivel del resto del juego, pero si lo que estás buscando es diversión y acabar con miles de zombies, no te va a defraudar. Conociendo lo que Techland trabajó para mejorar la primera entrega, solo podemos esperar un gran futuro para Dying Light 2.