Bahnsen Knights: la culminación perfecta de una trilogía superlativa
El estudio argentino LCB, formado por la dupla creativa Saraintaris-Ruppel, nos trae el tercer pixel-pulp que concluye una saga atrapante.
Esta debería ser una reseña de Bahnsen Knights, pero es difícil escribir solo sobre este título cuando es el final de una trilogía magnífica, una donde cada juego tiene sus particularidades, lo que los hace únicos, pero nunca dejan de ser parte de un todo interconectado, por sus historias y su arte.
La trilogía, compuesta por Mothmen 1966, Varney Lake y Bahnsen Knights, es una de terror con toques sobrenaturales. Son historias oscuras, interesantes, con personajes complejos, que te atrapan y de las que vas a querer saber más y más detalles.
En esta oportunidad, la historia escrita por Nicolás Saraintaris nos pone en los zapatos de un agente del gobierno infiltrado en un culto, que hace una religión de los autos y los caminos, peleando contra huracanes en sus Ford Sierra. Como siempre, y en especial con historias cortas e intensas, no vamos a darles más detalles para que las disfruten por completo, solo les diremos que Bahnsen Knights es otra obra maestra de Saraintaris, una que nuevamente nos recuerda a las excelentes historias de Stephen King.
Nicolás cuenta lo justo y necesario, dejando que seamos nosotros los que completemos con nuestra imaginación y comprensión lo que sucede. Iremos conociendo las motivaciones detrás de nuestro personaje, las intrincadas características del líder del culto, sus secuaces y los puntos de relación con los anteriores pixel pulps, pero nos quedaremos sin saber todo y eso es lo que también hace a esta trilogía tan interesante.
La otra mitad de estas obras es el arte de Fernando Martínez Ruppel que, para sorpresa de nadie, es sobresaliente, con un uso de los colores envidiable. Mothmen con sus verdes y cian predominantes, Varney con el amarillo y Bahnsen con los rojos y magentas. Nunca dejará de sorprendernos lo que se puede transmitir con una baja resolución y paleta de colores tan limitada como la CGA que usan. Lo que hace Ruppel en los tres juegos es para enmarcar pero nos animaríamos a decir que en este aspecto, Bahnsen Knights es superior, volviéndola nuestra favorita de la saga.
De la misma forma que la paleta de colores es una decisión de diseño, con un objetivo claro, también lo es la forma en la que interactúas con el juego, en lo complicado que resulta a veces seleccionar opciones en los mini juegos, como una nueva variante de solitario que encontramos en cada título. Estos no son errores, son acertadas decisiones, que te transportan a otra época, una de monitores enormes y pesados, una más simple, donde experiencias como estas te atrapaban, te sumergían en otro mundo y dejaban que tu imaginación jugase un rol clave en el viaje.
Bahnsen Knights es una novela interactiva excelente, pero, por sobre todo, es la culminación perfecta para una serie superlativa. No tenemos dudas que la dupla Saraintaris-Ruppel es de lo mejor que ha salido de la industria argentina de los videojuegos.