Aeterna Noctis: primeras impresiones
Este metroidvania español presenta un gran desafío para los que aman un buen juego de plataformas, con marcadas influencias de grandes títulos del género.
La historia de Aeterna Noctis es la clásica lucha entre la luz y la oscuridad, con un buen giro, donde el mundo mantiene su equilibrio al ir alternando entre el dominio de la Reina de la Luz o el Rey de la Oscuridad. Una vez que uno de estos guerreros inmortales es derrotado, pierde todo su poder, pero su obsesión por derrotar a su contraparte hará que vaya recuperándolos hasta poder enfrentarse nuevamente, para alternar el control del mundo.
Cuando el juego comienza, el derrotado es el Rey de la Oscuridad, a quien controlaremos y ayudaremos en su viaje a través de las 16 áreas del juego, que se encuentran interconectadas como los clásicos Metroidvanias, con muchos lugares que solo podremos acceder cuando tengamos poderes que iremos desbloqueando.
Aeterna Noctis es un juego difícil, de esos que en algún momento puede parecer frustrante, pero que después de las primeras horas te atrapa con esa mezcla de “no voy a dejar que el juego me gane” y la gratificación de superar ese jefe o plataformas que parecían imposibles. Lograr ese equilibrio entre dificultad y frustración no es fácil al desarrollar un videojuego y la mayoría de las veces Aeternum Game Studios lo logra, pero no siempre.
Para los que están sufriendo un poco en superar las partes más desafiantes, el backtracking habitual a veces se puede volver un poco frustrante, porque es inevitable tener que superar ciertas áreas de plataformas complicadas que no pueden evitarse aunque hayas habilitado los tronos que permiten el fast travel. Resulta inevitable sentir que harían falta algunos tronos adicionales en el mapa, tengas o no dominados los controles.
De la forma en que está diagramado todo, el juego no te empuja a seguir un camino establecido, un punto positivo para los que buscan disfrutar de la exploración, algo donde el título se destaca. La otra cara de esta moneda es que no es raro hacer un largo trecho, con secciones muy difíciles de superar y sin un trono a la vista solo para encontrarte que no hay forma de avanzar porque no tienes un poder o el jefe del lugar requiere algo para poder enfrentarlo, o incluso cuando logras destrabar la pelea, el mismo jefe te avisa que no cuentas con los habilidades que necesitas para ganarle (te mando un beso en la frente Garibaldi). Lo que le alegra el día a unos le puede parecer una pérdida de tiempo a otros. Personalmente, hubiese preferido que el juego me guiara más en este sentido, poniendo alguna traba previa en ciertas secciones que inevitablemente no iba a poder terminar sin cumplir los requisitos previos.
Cuando caes en una de estas situaciones el juego de deja usar un cristal que te transportará al último trono donde descansaste, algo así como un homeward bone de los Souls. Resultan muy útiles y te recomendaría tener siempre uno disponible, algo que fácilmente puedes lograr comprándole al cartógrafo que se encuentra en cada región.
La realidad, y lo que mejor habla del juego, es que incluso ante esas situaciones algo frustrantes, las ganas de seguir luchando, explorando y descubriendo habilidades, siempre gana. Llevo más de 10 horas de juego y estoy lejos de terminarlo, pero las ganas de hacerlo son cada vez mayores. La historia principal te dará más de 30 horas de desafíos y si buscas hacer todas las misiones y terminar el juego al 100%, vas a duplicar ese tiempo.
Los gráficos están hechos a mano, de forma tradicional, y son en general muy buenos, tanto en los enemigos como en los entornos. Por algún motivo no siento lo mismo con tu personaje, pero es cuestión de gustos personales. Lo que si resulta negativo en un punto y es mi única crítica real en este aspecto, es que hay momentos en que la cantidad de elementos parece excesiva, al punto que existen varios en primer plano que tapan partes importantes de la acción.
La influencia de Hollow Knight es más que evidente, por lo que muchas de las mecánicas que funcionan tan bien en ese juego lo hacen en este. Esas similitudes están por todos lados y las vas a ver en menús, mapas, gemas, habilidades y enemigos. Si disfrutaste mucho ese ya clásico, Aeterna, aunque un poco menos pulido que HK, es una apuesta segura.
Otra influencia al estilo souls y del mismo Hollow Knight es que al morir pierdes experiencia que vas a poder recuperar matando al enemigo que te venció o alcanzando el punto del mapa donde caíste. A diferencia de estos juegos, aunque pierdas de vuelta en el intento de recuperar tu experiencia, esta sigue ahí, así que es muy raro que esa pérdida sea permanente.
No hay dudas que el foco del juego está en la exploración y las plataformas. Si bien los enfrentamientos con los enemigos que encontrarás en los niveles están lejos de ser su punto fuerte, lo opuesto se puede decir de las peleas con los jefes. Tanto el diseño de estos como sus dinámicas es muy interesante. Para derrotarlos vas a tener que aprender a identificar rápidamente patrones que usan de forma aleatoria y tener al 100% tu concentración para esquivar todo lo que te tiran.
Aeterna Noctis es un muy buen metroidvania, pero es también uno más duro que la media. Si amas los juegos de plataformas exigentes y la exploración, vas a encontrarte con un muy buen desafío en el título debut del estudio español.